Las clases en cuarentena

Por Alejo López, 5º Comunicación, Taller de Periodismo.

Debido a las restricciones impuestas por el Gobierno, el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) se vio obligada a suspender la presencialidad en las escuelas que se venía llevando a cabo desde marzo de 2021. Una vez más, se retomó la virtualidad el 16 de abril para colaborar en la disminución de los casos de Covid -19.

Debido al surgimiento del virus y la implementación de la cuarentena obligatoria, se han generado diversas problemáticas en la educación tanto para profesores como para alumnos. La relación entre éstos se vio afectada por la falta de contacto presencial entre ellos.

Liliana Descalzo, profesora de historia del nivel secundario, cuenta que la relación se ve afectada por la mediación de los dispositivos que no siempre funcionan correctamente y las interrupciones de conectividad. Se produce de esta manera una nueva forma de relación respecto de la presencialidad.

”Cuando me siento a ‘promediar notas’, me doy cuenta de que hay chicos y chicas que no recuerdo su rostro, que no participaron en clase, y eso sí nos afecta”, reconoce Nuria Ortega, profesora de Observatorio de Comunicación, Cultura y Sociedad de quinto año comunicación. Debido a estos cambios en el entorno educativo, se tuvieron que cambiar la forma de calificación de los alumnos y cómo se alcanzan los objetivos planteados por la materia y el docente.

Algunos profesores coinciden en que la virtualidad facilita la explicación de determinados temas ya que tienen recursos que en la presencialidad son más complejos de conseguir. Ivana Villar Laskiewicz, profesora de literatura, dice: “En la mayoría de las ocasiones es más sencillo explicar ciertos temas de manera virtual, sobre todo porque los recursos que utilizamos variados: explicación en pizarrón, recursos audiovisuales, gráficos, recursos lúdicos, que en la presencialidad no son tan fáciles de aplicar”. 

No solo las notas se vieron afectadas por la interrupción de la presencialidad, sino que el aprendizaje en algunos casos también. Esto sucede ya que las herramientas de conexión son muy irregulares (no todos tienen conectividad o un dispositivo personal que les permita conectarse a las clases) y se complejiza el seguimiento de los alumnos en las clases y en las tareas. El estado anímico de ellos también puede afectar en su exposición a la virtualidad: muchos alumnos no se sienten cómodos frente a la cámara o estar muy expuestos ante la mirada del grupo y esto impacta en el proceso de aprendizaje.

La situación de la cuarentena afecta tanto a los alumnos como a los profesores, la virtualidad es un proceso muy difícil de llevar, pero el acompañamiento y la comunicación entre los directivos, profesores y los alumnos ayuda en el proceso tanto anímico como en el académico.