25 de mayo: revolución, movimiento social, acción colectiva

Mayo no es un mes más en el calendario de la Argentina. Su significación nace en los festejos, centralmente escolares, que recuerdan la revolución desencadenada el 25 de este mes pero de 1810. En conmemoración, la profesora de historia Liliana Descalzo conecta y diferencia algunos términos y conceptos relacionados a esta fecha: Revolución, Movimiento social y Acción colectiva.

Algunos manuales y libros de texto en el área de Ciencias Sociales, definen el término revolución como un proceso de transformación profunda de las estructuras que sustentan a las sociedades donde se producen. Reconocen algunos elementos constitutivos como la brevedad e intensidad, el debilitamiento por crisis del orden imperante hasta el momento, la violencia, el uso de la fuerza, la participación de la población y la presencia y acción de líderes, entre otros. Esta primera aproximación, si se quiere, puede guiar la búsqueda en la profundización del término y sus elementos.

Cabildo de Buenos Aires, óleo de pintor español Francisco Fortuny (1865-1942)

Los procesos revolucionarios tienen su origen en los movimientos sociales. Un movimiento social, puede definirse como una acción colectiva y esta última como una combinación de acciones basadas en conflictos.
En toda acción colectiva existe una lucha entre dos grupos o actores por la apropiación de los bienes materiales y simbólicos de la sociedad. La acción colectiva puede incluir la transgresión de normas institucionalizadas más allá de las reglas políticas, normas que estructuran la sociedad y legitiman las relaciones. Es en estos casos en los que la acción colectiva se convierte en movimiento social.

Algunas corrientes en investigación de lo social, reconocen a los movimientos sociales y a las acciones colectivas como un producto. Ambos fenómenos se manifiestan como el resultado de las intenciones, los recursos y los límites que se construyen mediante relaciones sociales desarrolladas en un marco de oportunidades y obligaciones (Melucci, 1994).

Los individuos que actúan colectivamente definen organizadamente las posibilidades y límites de ese accionar. Esta construcción requiere de una identidad previa, es necesario que la relación esté dotada de sentidos compartidos, pues serán ellos los que definan ese “estar juntos”, la conformación de un “nosotros” frente a un “ellos”.

Algunas de estas manifestaciones colectivas involucran varias dimensiones: la solidaridad, entendida como el reconocimiento que los actores involucrados tienen de sí mismos y de su pertenencia a una unidad más amplia. El conflicto, la oposición y competencia entre actores por el control de los recursos y bienes sociales a los que otorgan valor. La transgresión de los límites impuestos por el orden vigente que pueden afectar sólo un aspecto de ese orden o provocar una redefinición de la organización, un cambio de orden. En este último caso se estaría frente a un movimiento social revolucionario.

Cabildo, reunión. Óleo de Juan Manuel Blanes (1830-1901, uruguayo). Museo Histórico Nacional, Buenos Aires.

El 25 de mayo de 1810 en la capital del Virreinato del Río de la Plata, un grupo de vecinos logró definir una serie de tácticas a partir de las cuales se inició un proceso de transformación. El debate histórico, centra su atención en las características atribuibles a los movimientos revolucionarios y surge una pregunta ¿las acciones nacidas en aquel Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 pueden considerarse revolucionarias?

Frente al avance de las tropas napoleónicas sobre el reino de España, la formación de la Primera Junta de Gobierno en el Río de la Plata significó sólo el respaldo de los vecinos americanos a Fernando VII, el rey depuesto y presumiblemente encarcelado. Como es sabido, la Junta se declaró fiel al rey español. Analizándolo de este modo el proceso que da origen al gobierno autónomo, modifica parcialmente el orden. El cambio es político, se reemplazan las autoridades pero el orden social subsiste. En sentido estricto no cumpliría con los requisitos de una revolución.

Sin embargo, en ese mismo gobierno es posible reconocer otros puntos de vista, algunos de los cuales se convirtieron en estrategias revolucionarias. Decisiones como el fusilamiento de Liniers, considerado héroe de la “Reconquista”, o las campañas militares para derribar al bastión realista en el Alto Perú, obraron en este sentido.

Movimiento revolucionario o acción transgresora en la dimensión política del orden español, el recuerdo del proceso iniciado en mayo de 1810 en el Virreinato del Río de la Plata puede abrir el juego a la discusión, al debate de ideas, al intercambio de conocimientos y sentimientos. Puede ser un buen motivo para pensar o repensar un “nosotros” sobre bases más justas e igualitarias.