Ciclo de Entrevistas: Horacio Bassanelli, corredor de lanchas argentino

Por Camila Spadaro, 5º Comunicación

Campeón argentino durante ocho años y con un récord de velocidad que, hasta el día de hoy, él recuerda con mucho sentimiento.

Al anochecer del martes pasado, en la compañía que él posee actualmente en Tigre, Horacio Bassanelli recuerda con mucha nostalgia y alegría su vida de corredor y sus múltiples anécdotas.

“Yo corrí once años, primero en una categoría inicial, después en otra que se llama Racer. Nunca había pensado en correr hasta que un día fui a ver una carrera, un domingo. Mi mujer me preguntó: ¿no te gustaría correr? y al lunes siguiente ya había comenzado con una campaña, busqué una embarcación, un motor, y ya para el tercer fin de semana estaba corriendo”.

“El propósito era competir, divertirme, sin ninguna otra meta”, afirma.

“Cuando ganaba sentía mucha emoción, mucha adrenalina, estaba muy contento. Y cuando perdía todo lo contrario, mucha bronca, mucho enojo”, cuenta.

El motivo de que este campeón argentino haya dejado de correr se debió a problemas y conflictos tanto emocionales suyos como los de su familia.

“Dejé de correr un día que me pegué muchos golpes. Volqué la lancha, y cuando saqué la cabeza del agua pasó una lancha a medio metro que casi me agarra la cabeza y me la saca. Ya después pensé en mi mujer, mis hijas, mi familia y ya tenía un trabajo estable, entonces decidí dejar de correr. Era muy peligroso”.

Mientras observaba sus fotos y sus trofeos nostálgicamente, cuenta que por más que haya sido algo muy hermoso de vivir, él no lo volvería a retomar. “No lo volvería a hacer, me gustó mucho, fue muy lindo, pero tenés que ser muy inconsciente para correr, es muy peligroso”.

“Era muy lindo ya que conocías muchas provincias, países, personas y paisajes. Salías a disfrutar del día con tu familia y amigos para competir, fue muy lindo”.