La caída de Serafín

El hambre y la pobreza abunda en Chaco, nuestra tierra natal, y hoy, 3 de septiembre, vamos a cambiar las cosas. Estamos cansados de que no nos acepten estas tarjetas que el Gobierno nos dio, así que nos alzaremos con armas, en rebelión, a las 20. Junté a un par de pibes del barrio cuyas familias pasaban una mala situación, al igual que la mía. Estoy considerando llevar a Serafín, mi hermano de 13 años. Quiero enseñarle a ser hombre.

Ya tengo las armas y los escudos. Pude conseguir dos escopetas y tres nueve milímetro. Nos cubriremos con un par de chapas. El tío de Ramiro nos pasó la data de que los policías iban a usar balas de goma.

No pretendemos lastimar a nadie, solo saquear y vivir mejor. «Nuestro plan es el siguiente -le conté a Serafín-, Juan, Rodrigo y Jhony van a ir con las pistolas, por atrás, mientras que Héctor y yo entramos pegando escopetazos. Ahí, ustedes tres entran por atrás. Vos y Nachito -mi primo de 14- nos hacen la segunda, bloquean la entrada y nos cubren, en la salida».

Vamos 30 minutos de saqueo y recién llegó la policía. Tenemos que resistir un par de horas, así los cansamos y nos vamos con el botín. Es medianoche, ahora toca abrir fuego.

Ya pasó media hora de la primera bala disparada. No nos imaginamos que se podría generar tremenda balacera.

Un bastardo con placa le disparó a Serafín. Las balas traspasaron las chapas y los pequeños plomos se enterraron en su cuerpo cortando arterias y causando una gran hemorragia interna. Apenas lo vi caer, me pegué el pique de mi vida y lo vi desangrarse en mis brazos. Nachito también cayó, pero creo que la bala solo impactó en el ojo. Espero que resista.

Se produjo un silencio atroz cuando los de la gorra vieron a los dos pibitos caer. Ahora sí se va a producir un cambio.

 

Escrito por Mateo Espósito, 6to Ciencias Naturales

Imagen: Legend Galleries