¿Existe la cultura del NO trabajo?
El trabajo es la fuente por la cual satisfacemos nuestras necesidades. Es el elemento de la vivencia, y, en diferentes culturas, éste se ha visto como un elemento de castigo y sufrimiento. El empleador compra la actividad a cambio de un salario. El concepto de trabajo ha adquirido, en este último tiempo, un carácter más positivo. El hombre se hace con el trabajo. Pero, ¿qué es la cultura del trabajo?
Podría decirse que es la suma de un conocimiento específico, una actitud honesta y productiva, el deseo de progresar, la capacidad para trabajar en conjunto, el respeto por el trabajo y los derechos de las demás y los demás.
Entonces, ¿quiénes transmiten la cultura del trabajo? Además de la educación familiar, fundamentalmente lo hacen las empresas o cualquier ámbito laboral.
Así como hay más bolsones de pobreza y desocupación, también hay menos bolsones de elevada cultura de trabajo, lo cual es un síntoma grave, además de menos trabajo para mucha gente, y más áreas o sectores en los cuales transmitir una cultura de trabajo parece algo lejano o innecesario.
Suele decirse que las argentinas y los argentinos son capaces de brillar individualmente afuera y no lo pueden conseguir en el país. Argentina fue un productor de “fuga de cerebros”. Lo que está en el fondo de ese grave mal argentino es la insuficiente cultura de trabajo que esas emigrantes y esos emigrantes se ven obligados a buscar afuera. En realidad, la argentina y el argentino medio, despierta, despierto, maleable y capaz de absorber conocimientos con velocidad, sabe adaptarse a una cultura de trabajo. Pero necesita, ante todo, una cultura en la cual insertarse. Eso no significa que en el país no haya lugares con una buena cultura de trabajo. El dato grave es que eso no abunda y que, en muchos casos, parece en retroceso.
En cuanto a las empresas extranjeras, fueron capaces de crear muchas culturas de trabajo. En todos los casos, transmiten de generación en generación el avance individual y colectivo de cualquier país mediante el esfuerzo y dedicación. Y también, el Estado como empleador puede ser ejemplo de una cultura eficaz a lo largo del tiempo.
Pero algo todavía más preocupante es que solo el 53% de las jóvenes y los jóvenes finaliza el secundario, según una encuesta de la Consultora de Recursos Humanos Adecco Argentina. Un 24,6% no estudia ni trabaja, la falta de formación profesional hace que se dificulte encontrar empleo. Un 39% de las jóvenes y los jóvenes están cursando actualmente una carrera universitaria, y solo el 10% obtiene un título universitario.
Como solución a esta problemática, es importante que la cultura del trabajo sea inculcada desde niñas y niños, a través de la familia y las escuelas. Estos últimos deben reconocer y premiar el esfuerzo por sobre todas las cosas, haciendo del trabajo un valor moral.
Escrito por Sara Gelain y Macarena Pallares, 6to Ciencias Naturales.