La pulga y el acróbata

Hola. Me llamo… Bueno no importa cómo me llamo ahora -seguro lo notan-, lo que sí tiene relevancia es lo que les voy a relatar.

Todo comenzó el 20 de noviembre de 2017 con un chico llamado Mike. Era el cumpleaños de su mejor amigo Tobías, quien planeaba un festejo con el resto de la clase. Eran las cinco de la tarde y Mike, cansado por haber estado estudiando para los próximos exámenes, decidió irse a acostar. Con los ojos cerrados, pensó que aún faltaban unas cuantas horas para la fiesta. Dejó que el sueño fuera atrapándolo de a poco, lentamente. De pronto, sonó su despertador, eran las nueve menos cuarto y sin pensarlo dos veces saltó de la cama dispuesto a cambiarse.

Brenda, la madre de su vecina, le había ofrecido llevarlo. Así que se imaginó que allí estaría ella, esperándolo enfurecida. Pero no, el viaje hacia lo de Tobías transcurrió pacíficamente sin ningún regaño.

Ya en la fiesta, el hambre voraz lo atacó, entonces comió y bebió con bastantes ganas. Entre alimentos y baile (bueno…saltos), no pudo evitar sentir una gran molestia en el estómago y, con nauseas incontrolables, fue corriendo al baño. Una vez allí, lo primero que hizo fue mirarse en el espejo, contempló largamente su reflejo amarillento.

Al cabo de unos minutos, se sintió recuperado y se preparó para volver a la fiesta. Sorprendentemente, notó que su reflejo no se movía. Ensayó varios movimientos, pero ahí estaba, inmóvil. Mike acercó su nariz al espejo para investigar qué estaba ocurriendo pero en ese mismo instante, su reflejo lo atacó y con un golpe lo adentró en el espejo, intercambiando en el acto sus lugares. Si el Mike real había quedado atrapado del otro lado del espejo, ¿quién estaba parado en el baño?

Se supone que el reflejo es lo contrario a uno. Por ejemplo, Mike es bueno y bondadoso, entonces su reflejo es necesariamente malo y ruin. Mike recordó aquel ejemplo que su padre alguna vez le hubiera contado: el de una pulga y un acróbata. Lo hizo imaginarse a un acróbata en una cuerda, el cual solo se podía mover adelante y atrás, y junto a él, a una pulga que podía hacer lo mismo, pero solo caminando por debajo de la cuerda, cabeza para abajo. Mike era el acróbata y se convirtió en la pulga.

Oyó ruido de vidrios rotos, comprendió que mientras él estaba atrapado, su reflejo había salido del baño y  estaba destrozando la fiesta. Mike intentó salir desesperadamente, pero a pesar de sus esfuerzos, nada pudo hacer. Inesperadamente, un milagro ocurrió: los bravucones del colegio empujaron al falso Mike al baño haciendo que se estrellara contra el espejo y devolviéndolo a la virtualidad de la que había salido. Entonces Mike verdadero logró correr y saltar hacia el mundo real. Quienes lo golpeaban parecieron no darse cuenta del intercambio, porque no dejaban de darle golpes en la espalda hasta cansarse. Volvió a la fiesta intentando inventar una excusa, pero todos lo miraban mal, muy mal, así que decidió irse.

Entonces Mike se sintió raro cuando oyó una melodía y sonó su despertador con la canción de Should I Stay or Should I Go. Todo había sido un sueño, se sintió aliviado…

Escrito por: Matías Rey Frega

Ilustración: Luna Saliva Morillo

*Basado en la serie juvenil Stranger Things