«Nuestras vidas en cuarentena» fue la idea guía a partir de la cual se plantearon tres proyectos distintos a partir de mayo, todos ellos relacionados con la exploración de los lenguajes de la palabra y de la imagen, y también con el registro sensible de nuestras vidas, en este contexto tan particular que nos tocó vivir.
«10 tomas», «Momentos», fueron los primeros dos, y luego el tercero, «Un personaje, una escena», fue el que llevó a un mayor desarrollo de los lenguajes aprendidos y a la producción de cortometrajes.
En esta actividad las chicas y los chicos, tuvieron que tomar un personaje para narrar algún aspecto de su vida cotidiana en estos tiempos de pandemia. Se les pidió que lo observaran de manera sensible, registrando sus acciones y sus tiempos muertos. Su relación con lo que lo rodea y sus estados de ánimo. A partir de ahí tuvieron que elegir un momento que les pareciera relevante para ser registrado por la cámara.
El primer objetivo del trabajo consistió, entonces, en narrar una situación simple de la vida cotidiana de alguna de las personas que comparten nuestra vida en cuarentena.
En este sentido, era esperable que los planos que fueran a hacer, tuvieran un alto contenido narrativo y descriptivo.
Pero también podía darse que apareciera la posibilidad de contar «algo más», algo que tuviera que ver con contenidos emocionales, subjetivos, relacionados con los estados de ánimo y el «clima» de convivencia en esta situación que estamos viviendo.
Es por eso que se les pidió que sean sensibles y perceptivos a lo que pasaba con el personaje elegido por ellos para este trabajo.
Y una vez alcanzada esa dimensión intangible, en parte gracias a los lenguajes del Cine, se cruzó ese umbral a partir del cual las personas se convirtieron en personajes, y por eso, entonces, se pudo conducir al espectador (y estoy citando ahora a uno de los alumnos) «a un mundo de ficción». El mundo del Cine.