Cansados estamos todos de las infames condiciones laborales, del abuso y privación de nuestros derechos.
La patria está en peligro, como en todas las horas decisivas, como en 1930, 1943, 1955, 1962 y 1966. Tenemos ante nosotros dos opciones: quedarnos bajo la continua opresión de los líderes, en el último escalón del sistema, pisoteados por el imperialismo; o profundizar la liberación, la marcha revolucionaria del pueblo, con nosotros, los trabajadores, a la cabeza.
No callemos nuestras voces, peleemos por lo que es nuestro, todos sabemos los riesgos que corremos. ¿Por qué tener miedo a desaparecer, y por consecuencia fenecer? Si estamos viviendo el infierno en carne propia.
Marchemos, marchemos sin cesar, hasta que nuestra voz sea escuchada. Gritemos, gritemos por los que no pueden hacerlo. Y si los oídos son sordos, llenaremos las plazas de carteles, para que nadie quede ajeno a nuestro reclamo.
No luchemos solo por nosotros. Hagámoslo por todo el pueblo argentino y por las generaciones por venir. Para que nuestros hijos y los hijos de sus hijos vivan en una Argentina con derechos y libre expresión.
Para que nadie nos reprima NUNCA MÁS.
30 de marzo de 1982
Escrito por lxs alumnxs de 6to año de Comunicación y Ciencias Naturales, junto a exalumnxs.